viernes, 5 de abril de 2013


Lo breve.

Breve existes en la piel.
Diminutas partículas invisibles
no hacen un corpóreo rostro
una masa definida al roce.
Parecieras
remoto a mi vida,
un foráneo suspendido 
en el tiempo, casi errado,
respirando una vida que no es,
y yo también.

Sólo sé que si la mano
deslizo por el aire, a mis ojos
te haces copioso en memoria,
un sustento de río translucido
que sirve a los propósitos,
que corre despiadado los despojos
de las tormentas que nos llueven.

Y siendo así, iluminada de tus ojos
vendrá el sol
vendrá el sol y el aguacero inmensamente
la sonrisa eternamente
el ciclo en su mirada pensativa
-la vida-
y las interrogantes de lo breve.

Agatha M.



Desde este otoño...
no es la estación que pasa
es la vida que se aleja contigo,
pareciera huir desde su nombre
entonando una canción lejana

y duele....
duele hasta el deseo de estar contigo 
fuera del tiempo que es prestado.

Cause de hojas partidas
heridas desde el brote...
así, otoño abraza la palabra
besa el silencio y este frío....

Agatha Miguel Seixas.












Que lo siente mi aliento
beso cielo
aire de abril en los labios
trémula lluvia deslizándose 
repetida sin fin sobre los pliegues.

Tal vez 
retenido Júbilo
sorbo lento 
súbita vida alimentando el viento
desprendido en vuelo
a tus tierras
a tu tiempo.

Agatha Miguel Seixas.

LEJOS TRINOS



Ya no habrá más amaneceres de cara al monte
ni más noches de estrellas sobre sus copas blancas
Ya no, ya no míos los destellos nacarados
de ese sol naciendo en cordillera.

Nuestras aves emprenden viaje 
enamoradas de la primavera;
se marchan desprendidas de todo,
vuelan a remotos sitios
y anidarán los nuevos jacarandaes.
Vestidas sus ramas de violeta
los trinos de temprano
y las volteretas saludando el día.

En los ojos llevo reflejada esa nostalgia
un jardín entumecido de infortunios
y calles que se esfuman a mi vista
desapareciendo bajo el andar.

Ya no habrá más atardeceres al sol de esos trinos;
sólo el recuerdo de este árbol solitario
elevándose hacia el cielo
en una silenciosa plegaria que no sirve


Agatha M. Seixas.

miércoles, 6 de marzo de 2013




SOMBRAS EN SUS OJOS.

La sala permanece en penumbras
bajo la única luciérnaga de luz que aún enciende
de la hermosa lámpara del resquebrajado cielo raso.

Todo se ha ido paulatinamente alejando de ella
incluyendo los remedos y hasta los finos muebles.
Emigración que se hace inevitable hacia otros espacios.
Sofás, loza francesa, mantel de organza
combinaciones bellas con aroma de añoranzas
que sus hijos arrestan para sí, huérfanos de vergüenza.

Sus ojos de anciana fijos a una lejanía inexistente, ya vacía.
Quejidos dolorosos, angustias que la adormecen,
de un alrededor pálido, lúgubre, decadente de recuerdos.
Su cuerpo marchito,
aminorado en soledad por su gato romano,
quien hace esfuerzos por dedicarle sus afanados ronroneos
…….Sonríe, siente calma.

La vida se le escapa de las manos entre pliegues vetustos
sin más consuelo que los que le entrega su familia,
envueltos en cariño de migajas, con cinta luto tono esperanza.

Las visitas cual interés balbucean su cínica preocupación.
Más , María, quién acicala su cuerpo enjuto, alimenta
su alma endeble, carcomida en las nostalgias de un ayer
primoroso y autovalente.
No reniega....se atormenta sin poder expresar más que su única molestia.

¡No crean que por ser pobre y sin letras pago de ingrata!

Ella tiene sombras en sus ojos, soledad de espacio que hace ausencia,
tristeza incontenida, tal vez resignada, menguadas por el tiempo.

¡Sí, le hacen falta muchas cosas, todas sus cosas!

Su mesa, los cubiertos, remedios, libros en la biblioteca…
Se han llevado todo, hasta su silencio que se hace hoy, perpetuo.
El alma siente, aún en la ceguera ...
...Y los ha visto a todos... sin verlos.

Agatha Miguel Seixas ©
SEQUÍA.

Irrumpo en la tarde contra su trama; 
el polvo, la sed mendiga
que de antaño adentra su olor pardo 
en napias de mi entereza.
Transigir la llamarada de las horas más calientes
en esta tarde de disturbios,
sol arriba;
tostando cada vena oculta,
sobre el carril caldeado de este viaje en círculo
prolongar el curtir hasta los ojos,
agrietando el iris... a la extenuación.
No hay más desborde,
que el del propio cauce, aquél... atrofiado
el de las cuencas muertas y la sequía a la vista.
Todo lo llevadero, todo lo de siempre...
a prueba de vida
a prueba de muerte.

Agatha M. Seixas.
SIGLOS DE VIDA.

No callaron esas voces generosas que a oscuras
entonaban mensajes en hilos de silencio fino y
a raudales la armonía cubría ya todos los vacíos
y el mensaje se extendía en aquel sendero brumoso
que de siglos atrás, culminaba hasta el mismo valle.

Su andar sosegado de momento, pálido y sonriente
envuelto en un fluido ardiente, parecía insultar
tremebundo al destino en su abalanza improrrogable,
y los locos delirios en papiros confusos, arrastraron
a ese corazón mío a una enhiesta ruleta de plomo.

Como la sangre de cada linaje, proclamada herencia
los recuerdos en su ardorosa presencia , uno a uno
comenzaron a desnudarse para ésta selva de tiempos
y la sobreexcitada viva comenzaba en su origen
la flotante sombra de todos los males en procesión.

Pesan las horas y la mente en su abandonada existencia
fragua los matices en inmensas tumbas para hechuras
fantásticas que siguen la brisa de los mil pasos ya andados;
años anteceden la ansiosa carrera de vidas que se nutren
en la mismas, para el avance natural y luminoso de la última.

(Agatha M. Seixas).http://youtu.be/-mMkjSUs3NM
LA SONRISA LEÍDA (vocal "O").

Era su mirada al infinito en cada imagen vista
su deseo del comienzo al viaje del movimiento
ese de la inquietud de los colores a comprender
a sus ojos encendidos descifrando cada letra
y cada hilván, de respuestas giradas en su entorno.
Era leer, y de mis labios, la fuerza acompasada
La sonrisa conocida, la cosecha a la instrucción.
¿Qué es lo que más te llama la atención, Karina
la ovejita en su nube y su paso al bosque de colores?
¿La vocal “O”, (ooooo) en su despliegue de danza
Como chiquita mimada en su rubor de artista?.




© Agatha M. Seixas.

PACÍFICO.

¿En qué color puedo pensar
si disfruto a orillas del pacífico?
Pienso en azul, 
desde el horizonte al fin;
porque azul es el mar que me embriaga
y azules las cuencas del rostro que veo.
Pienso en azul,
...respiro cobalto intenso...
cuando el tiñe se hace más profundo,
cuando las aguas se miran en el cielo
y el cielo, se cae en este mar claro
y por nuestro reiterar en cada arribada
-tu nombre y el mío-
nuestros nombres....
escabulléndose hacia una constelación;
pero azul.
¿En qué otro color podría acaso pensar?

Agatha M. Seixas.

63

La poesía está llena de memorias redondas,
hinchadas a piel fosforescente;
es el tatuaje en los ojos pariendo heridas
hasta salir  lágrimas y el pelo
donde quiera que esté,
como el asomo de la vida
en perfecto refugio del adiós....




Agatha Miguel Seixas.